Así no más, un idiota, enfermo de idiota, estaba pensando al medio de la calle. Se preguntaba el porqué diablos las ruedas de los autos se llaman ruedas y no rodas o rodines o rodadores. Incluso llegó a pensar porqué no se llamaban paditroncitos, tema que de tan complicado lo hacía poner cara de quién le echó azúcar al huevo frito.
No sería mucho el que el idiota fuera flaco, y mal vestido, por cierto. O su gorro multicolor con orejas tipo Batman, o su nariz con crema mal dispersa. Mas sí llamaba poderosamente la atención de todos el que estuviera descalzo. Sobre todo con la lluvia que azotaba el lugar esa tarde; ahí, en medio de la carretera, con autos, micros, camiones, furgones, marcianos disfrazados de mimos y, bueno, todo lo que va circulando. Pero sobre todo, lo más raro era el que sus pies descalzos sonaran como tacos. Chucha, eso nadie lo entendía.
Como sea, el idiota de pronto comenzó a avanzar. Aunque es un detalle gloriosamente intrascendente, caminaba en contra del tránsito y sonreía, lo que emocionaba al idiota porque es un loco rebelde de esos que no provocan nada pero...
Entre paso y paso elevaba sus manos al cielo pidiendo la ayuda de Guitar Brother’s (*), un trío de personajes que vio en una película oriental. Gritaba cosas pero poco se entendía. El idiota no se caracteriza por una buena dicción. El idiota se caracteriza por ser idiota. Ni más ni menos.
Con cara de urticaria llegó a la conclusión que la mejor forma de llamar a las ruedas era precisamente ruedas. Y por muy bonito que sonara paditroncitos guardaría la palabra para usarla en las paributrinas que tenía en casa, llenas de fofotilupis cromados. En celebración de su logro quiso tomar unas fotos. Sacó una digital no sé de dónde y se puso a tirar clicks para todos lados. El flash encandiló a varios conductores que tuvieron que sacar a relucir sus mejores piruetas para no atropellar al idiota, al enfermo de idiota. Una mujer, bastante agraciada por lo demás, se asomó por la ventana y le gritó al idiota. Le recordó que su madre no era una idiota, pero que igual, que era un conchadesumadre, un con-cha-de-su-madre; que porqué mierda no se fotografiaba el culo, que oye que está cagado Batman, que si tomai otra foto te hago tragar esas patas feas que tienes. Entre tanta cosa el idiota no decía nada Lo único que hizo fue morder una rebanada de pan molde que tampoco sé de dónde sacó. En el fondo el pobre no sabía que responder. La mujer retomó su viaje y el idiota se encogió de hombros, retomó la dirección correcta del camino, y lanzó por fin, en un perfecto español alterado: bah, hija de prulitrilla. Palabra que al idiota siempre le provoca una risita de grillo trolototo. El idiota dobló en la esquina y se fue a dormir a lo que él llama casa. Sus zapatos con forma de pie (esos que suena como taco) quedaron al lado de su cama, ese lecho con forma de un idiota sin zapatos con forma de pie. La escena siempre es tremenda y muy compleja de explicar. Como los días del idiota. Y yo, que lo sigo estudiando.


Noticia de último minuto

Por una sobredosis de bubugis, idiota murió como los que saben que son idiotas, desnudos, pero con orgullo y respeto. Los restos del tontorrón están siendo velados al costado de la estación Miramar del metro en Viña del Mar. Si desea llevar alguna colaboración, se agradece ser discreto en la entrada. Hay gente muy mal hablada que puede pensar que la cosa es negocio, y no. El idiota se merece un entierro digno. Y nosotros un digno fofotilupi con algunas chicas. Por favor, no nos juzgue.


Basado en un personaje real.


-(*) Guitar Brothers (de la película The funky Forest, First Contact / Katsuhito Ishii) video